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Discurso, leido por el Presidente, Excmo. Sr. D. José Canalejas y Méndez,
en la Sesión Inaugural del Curso de 1894 a 95, celebrada el 10 de Diciembre de 1894,
de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
ASPECTO JURIDICO DEL PROBLEMA SOCIAL. de José Canalejas y Méndez.
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llevar tan pesada carga, debilitado ya por las muchas que le abruman. Desdicha grande ha sido para los agricultores españoles, que yerros administrativos impurezas de una política basada en el caciquismo y las perturbaciones ocasionadas por nuestras malditas guerras civiles, diesen al traste con la patriótica y benéfica institución de los Pósitos; tanto más amada por quienes, como yo, hemos estudiado cuidadosamente la situación económica y social del labrador español en los siglos XVII y XVIII. Secundando plausibles pero tímidas iniciativas de hombres políticos que procedieron con más recta intención que avisado consejo, yo os invito, señores, a que meditáis acerca de los métodos a que podría acomodarse una reconstitución y mejora de nuestros esquilmados Pósitos, tornando en progresiva esa institución histórica y decadente, a que importa atribuir una indisputable personalidad jurídica y una severa impersonalidad económica. Más que leyes o decretos o circulares, interesan realidades provechosas: y liquidando para reorganizarlos nuestros Pósitos y convirtiendo en materia fertilizante de nuestra agricultura, la podredumbre en que han degenerado muchas veces las equivalencia pecuniarias de los bienes de propios, bien podría alcanzar el cultivo somero y extensivo de muchas provincias del centro y norte de España, la protección del crédito agrícola, disfrutado tan ventajosamente por comarcas enriquecidas merced a un cultivo fecundo y ajustado a las enseñanzas de la ciencia agronómica. No creo exagerado estimar en cinco millones de pesetas el valor del crédito que para abonos, ha conseguido en fecha no remota y a interés relativamente módico la provincia de Valencia, donde podrían aprender mucho tantos agrónomos, maestros de su ciencia y de su arte en las más adelantadas naciones de Europa. Reformas y muy radicales en nuestro derecho civil, modificaciones nada tímidas en los procedimientos judiciales, son menester para que el crédito agrícola se robustezca en España, ahuyentando la implacable y desoladora usura. Un concepto menos tibio del reconocimiento de las personas socia-les, una protección eficaz a los sindicatos de cultivadores, una política de exportación tutelar y educadora de nuestro comercio allende las fronteras terrestres o marítimas, una intervención activa y no formularia de los agricultores en el estudio de los aranceles y en las prácticas de nuestra corregible pero in corregida administración, un desarrollo de la enseñanza agrícola con carácter nómada y procedimientos experimentales; todo esto,
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