Discurso, leido por el Presidente, Excmo. Sr. D. José Canalejas y Méndez,
en la Sesión Inaugural del Curso de 1894 a 95, celebrada el 10 de Diciembre de 1894,
de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
ASPECTO JURIDICO DEL PROBLEMA SOCIAL. de José Canalejas y Méndez.

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de labranza, las armas y los caballos de los hidalgos, las eras y la casa morada. Al pulverizar, al destruir jurídicamente por impulsos más entusiastas que reflexivos todo lo viejo, cediendo al espíritu nuevo de la Revolución, cometiéronse en éste, como en otros muchos casos, graves errores; en buen hora que ciertos privilegios y exenciones que amparaban principal o exclusivamente a una clase, se difundiesen entre todas, pero no que para todas se negara; nivelar elevando es más equitativo que nivelar deprimiendo.
El Estado, que niega al labrador o al pobre obrero de las colonias industriales, amparo para un hogar que es para él lo que la concha al molusco, un modo de vestido de piedra que abriga a su familia contra la inclemencia, ya cuidó en la ley de minas de amparar contra el embargo los laboreos, fortificación y desagüe de las minas, y en el art. 1.448 de la ley procesal declara inembargables los terrenos, obras, edificios y material móvil, de las empresas de ferrocarriles.
Recorred, si las encontráis, las lúgubres estadísticas de fincas embargadas por la usura y aun por la impiedad del Estado, que cada vez más las aprisiona en las mallas del impuesto, y a vuestra conciencia y a vuestros sentimientos humanitarios se impondrá una reforma del art. 1.449, que haga extensivas sus excepciones al hogar familiar, en cuya defensa no sólo se integran elementos morales y jurídicos, sino altos intereses de conservación y defensa social.
Bien temo que por sucintas puedan pareceros oscuras mis propuestas: en L’Econorniste Français, en Le Journal des Debats, en las memorias de la Academia de Ciencias Morales y Políticas de Francia, en el libro de Corniquet tan reciente, como que lleva ya la fecha de 1895, encontrareis, traducidos a habla latina los trabajos de ilustres jurisconsultos americanos y los preceptos que rigen en los Estados de la Confederación; limítome a solicitar vuestro interés hacia un tema que a la par estimula la labor reflexiva del entendimiento y los más dulces impulsos del corazón
Termino ya, señores. Restábanme aún consideraciones no desprovistas de interés; pero me apremia el tiempo y me vence el temor de cansaros. De este discurso podréis aprovechar, cuando menos, noticias y datos, juicios y propuestas que no me pertenecen; quizás resulte también útil algo, de lo que como original y propio someto respetuoso a vuestro docto examen.

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